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08 septiembre 2025

La soledad y la presencia en el deporte

La soledad y la presencia en el deporte

Correr, especialmente en senderos y largas distancias, suele clasificarse como un deporte solitario. La idea del cuerpo en movimiento, en silencio, enfrentando los desafíos y los propios límites, refuerza esta noción. Pero la soledad, en este contexto, merece un enfoque más amplio.

Es cierto que, al correr, nadie puede ocupar tu lugar. El esfuerzo, la decisión de continuar, el enfrentamiento con el dolor y la duda son individuales. Es necesario caminar por uno mismo y, en muchos momentos, estar consigo mismo. Este aspecto del recorrido es valioso, pues desarrolla autonomía, claridad y fuerza interna.

Por otro lado, este mismo recorrido está compuesto por encuentros. Personas que comparten entrenamientos, senderos y desafíos. Amistades que se forman en la práctica. Grupos y colectivos que se organizan para apoyar, incentivar y crear espacios de permanencia. El deporte, aunque exige responsabilidad personal, no tiene por qué ser totalmente solitario. Hay apoyo, hay red, hay un sentido de pertenencia posible.

Para las mujeres, sin embargo, la cuestión de la soledad en el deporte tiene más capas. La baja representación femenina en la gran mayoría de las pruebas, senderos y entrenamientos no es señal de desinterés ni de falta de iniciativa. Muchas veces, refleja el miedo, no al recorrido en sí, sino a lo que puede ocurrir en él. El riesgo, en este caso, no es simbólico. Es concreto, social y cultural. Estar sola en ciertos espacios aún significa exposición para muchas.

Por eso, discutir la soledad en el deporte también implica entender que el acceso pleno a la práctica deportiva requiere seguridad, visibilidad y apoyo. Crear condiciones para que las mujeres puedan estar solas sin miedo es un paso fundamental para que la soledad se transforme en elección, y no en vulnerabilidad.

La potencia del deporte está en este equilibrio: ser capaz de avanzar con las propias piernas, pero saber que no es necesario, ni posible, hacerlo todo en soledad. El cuerpo sigue adelante, pero hay presencia alrededor. Hay estructura, hay gente, hay cuidado. Y eso también es fuerza.

Written by Flávia Branco, from the women’s collective Minas na Trilha.